Fin de año y las navidades pasadas se asoman a las navidades futuras, las que este año tampoco hemos podido o querido vivir. Si en 2020 nuestro mundo cambió con la pandemia, en 2021 teníamos todas nuestras esperanzas en que por fin llegaría a su fin. Y aquí seguimos, por suerte, algunos seguimos. Ojalá pudiéramos decir que somos mejores, como tantos pensábamos en ese periodo de stand by que nos enseñó que podría existir un mundo diferente. Pero no.
Ese tiempo suspendido en el aire de pronto cayó como atraído irremediablemente por la fuerza del polo opuesto de un imán. Y, de pronto, este año llega a su fin sin que sepamos si todo esto nos ha servido para renacer, en el buen sentido, o para despertarnos de ese sueño utópico y darnos cuenta de que queda mucho por hacer y el reloj no se ha parado.
Es entonces cuando esa otra pandemia, la insatisfacción crónica, se hace notar más intensamente y deseamos cambiar lo ocurrido, elegir otro camino y ver qué hubiera pasado si… El pasado y el futuro se mezclan como capítulos de aquellos libros de multiaventura que leíamos de pequeños.
Y no nos pasa solo a nosotros. El cine y la televisión se han esforzado, sobre todo este año, en ofrecernos otras posibilidades, otras realidades, otros multiversos… ¿No son formas de rebelarse ante lo que no nos ha gustado para buscar la felicidad en aquello que no ha ocurrido? (Aviso de Spoilers si sigues leyendo).
Si alguien ha sabido explotar ese concepto últimamente ha sido Marvel. Desde el final de la saga de Los Vengadores con Endgame (2019, Anthony y Joe Russo), donde ya la base era utilizar la física cuántica para reparar el daño del chasquido de Thanos en Infinity War, en Marvel Studios no han dejado de hacernos cuestionar si hay otra forma de hacer las cosas. Primero fue WandaVision (2021, Matt Shakman), donde el dolor por la pérdida de Visión e incluso de su hermano Pietro (o «el amor perseverando» como diría el propio Visión en el capítulo 1×08), hace que Wanda cree toda una realidad alternativa dispuesta a convencernos de que la vida puede ser como en las sitcom americanas.
Después llegó Loki (2021, Kate Herron) para darle sentido a la frase «virgencita que me quede como estoy», ya que tras el embrollo de las variantes, las rupturas de las brechas temporales y la Autoridad de Variación Temporal, parece que al final la ansiada libertad no da señales de ofrecernos mejores posibilidades sino, quizá, solo traernos más.
Y por supuesto, What if…? (2021, Bryan Andrews), una serie con mejores y peores capítulos pero que no podría expresar mejor esa necesidad de ver qué hubiera pasado si una simple decisión diferente cambiara el rumbo de la historia, en este caso de nuestros archiconocidos superhéroes.
Para acabar el año, por si nos habíamos quedado con más ganas de multiversos tras Spider-Man: Into the Spider-Verse (2018, Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman), el final de la última trilogía del superhéroe arácnido al que da vida Tom Holland nos ha regalado una espectacular película, Spider-Man: No Way Home (2021, Jon Watts). No solo juega con los diferentes universos de Spider-Man de las otras películas, interpretadas por Tobey Maguire y Andrew Garfield, sino que nos da que pensar en si está en nuestras manos cambiar las cosas para mejor, si podemos confiar aún en las segundas oportunidades, en que todo se puede arreglar, ya sea por arte de magia o por pura compasión. Y aún nos espera otro multiverso, el de la locura del Doctor Strange (Doctor Strange in the multiverse of madness, dirigida por Sam Raimi), aunque eso ya será el año que viene.
Sin duda cuando acaba el año o cuando acaba una época, sondeamos lo que fue y lo que pudo haber sido, lo que nos gustaría ser y en lo que podemos llegar a convertirnos. Los años pasan rápido y parece que ya nadie se libra de alguna que otra crisis de los 30, los 20 o los 40, momentos en los que hacemos balance de lo que nos ha deparado la vida y de lo que buscamos en el futuro. Saltando del universo Marvel al musical Tik, Tik… Boom! (2021, Lin-Manuel Miranda), la fatiga pandémica y el cansancio no nos debe hacer decidir entre el miedo o el amor sino afrontar este nuevo año, esta nueva etapa, con más ganas que nunca de armar una «revolución». Como dice el tema Louder Than Words, las acciones hablan más fuerte que las palabras y lo único que hace falta para despertar a toda una generación es despegar y volar. Ojalá este año sea posible. Y si no, mientras tanto, aún podemos elegir nuestro propio multiverso preferido.
The End... or not? 
Feliz Año, Reme! Qué buen blog nos dejas para terminar el año! Un abrazo.