2:22, 22/2

En diferentes momentos de la vida me han preguntado eso de «a que personaje histórico que admires te gustaría conocer». Después de Martin Luther King o Vicente Ferrer, mi respuesta hoy ante la persona más admirada con quien querría estar al menos unos minutos es muy clara: mi madre.

No tengo palabras y, a la vez, vienen a la mente todas, para expresar lo que ella ha sido y es para nosotros. Y para mucha gente. Recordando estos días, hay muchas certezas que nos quedan y por las que nos sentimos orgullosos, tristes pero con una pequeña sonrisa en los labios.

Mi madre fue siempre y es un ser luminoso. Estando con ella todo adquiría un brillo casi imperceptible al ojo humano pero profundo y extenso en el alma. De eso daban buena cuenta todos los bebés y niños pequeños que lloraban o extrañaba con cualquiera, excepto con ella. Ya se sabe que los niños tienen esa capacidad de ver más allá, esa que perdemos con los años. Otra muestra de ello ha sido el maravilloso día que, entre tanto frío y lluvia, nos ha acompañado hoy para darle su último adiós. Mira si brillaba con fuerza que nada más subir al cielo ha conseguido que hoy el sol brille y reconforte más.

Otra certeza es que mi madre era pura bondad. Era Buena, con mayúsculas, porque nunca tuvo un mal pensamiento ni para los que la hicieron sufrir a ella o a alguno de nosotros. Porque nunca tuvimos grandes peleas (excepto esas rabietas que la juventud te trae y los años se llevan), nunca tuvo rencores, siempre perdonó y olvidó, y siguió adelante pasando de puntillas por esas cosas malas que le fueron pasando. Era BUENA y todo el mundo lo sabía, lo sentía y se contagiaba de ello. Eso es dejar huella en la gente que la conoció.

Mi rubia nos enseñó a TODOS a ser fuertes. No conozco a ninguna persona tan valiente y con tanta fortaleza como para superar tantos baches, tantos obstáculos en tantos aspectos… Y seguir teniendo fuerza para transmitirnos a los demás ese coraje y ese aplomo. El ánimo que nos daba hasta en los últimos momentos es más admirable que cualquier gran hazaña que aparezca en los libros de historia.

Y no se puede ser fuerte sin sentido del humor. Su sonrisa era también discreta como ella, aunque su risa llenara de alegría cualquier habitación aunque fuera de hospital. Hablar con tanta naturalidad y gracia de lo que estaba pasando es uno de los buenos momentos que me llevo. Y siempre recordaré sus bromas de infancia el día de los inocentes y sus encargos con humor en estos momentos difíciles.

Cualquiera pensaría que son cualidades de todas las madres, pero creo que no. No era sólo por ser mi madre. El amor que ella daba sembró muchas semillas en muchos corazones y el fruto se pudo comprobar ayer tras conocerse su desenlace. Me atrevo a decir que pocos fueron por compromiso. Conociéndola en persona o a través de lo que ella nos enseñó a mi padre, mi hermana, mi tía, mis primos o a mi, todos recogieron ese regalo de haberla conocido y haber tenido la oportunidad de quererla.

Porque se hacía querer. Desde su familia hasta la tendera de la frutería, la farmacia o los congelados! Y era un amor y un cariño correspondido, con lo difícil que eso es en tiempos tan crispados como los que vivimos. Como decían en la ñoña «Ghost», «ni te imaginas cuanto amor me llevo». Y eso lo notamos ayer y estos días atrás cuando aún quedaba la esperanza. Estamos muy agradecidos por ello.

Hemos llorado de impotencia ante el «inútil» resultado de esta lucha incansable que nos ha llevado por una montaña rusa durante estos últimos 6-7 meses. Hemos reprochado el por qué tuvo que llevársela tan pronto esta maldita enfermedad cuando hay tanta gente mala que muere de vieja a los 100 años… Pero no podemos ser indiferentes a su carácter y forma de actuar, así que tenemos que «consolarnos» creyendo firmemente que hemos hecho todo lo humanamente posible, que hemos podido disfrutar de muchos momentos más con ella, que le hemos dicho mil veces que la queremos, y ella a nosotros también («y yo más» fueron sus últimas palabras para mí, en respuesta de uno de esos miles «te quiero mucho»), que se lleva muchos besos y cariño, como los que ella nos ha podido dar (esos besos ruidosos llenos de energía y amor)… Y es verdad que nos han faltado años con ella, pero los vividos han sido plenos y en su reseña en un periódico podríamos leer «fue una persona muy querida» y no cualquier otro titular de torturador de cámara de gas. Y este regalo de disfrutar de más tiempo con ella estos meses ha sido maravilloso, aunque a menudo saben a poco y queremos un minuto más con ella.

Y así era ella, es en nuestro corazón y nuestro recuerdo: madre, esposa, hermana, abuela, tía, amiga, consejera, confidente… Ese es su legado. Más allá del recipiente de su cuerpo que hoy se ha fundido en el mar. De su espíritu que nos acompaña y nos guía para siempre. De su alma que se escapó dulcemente en un suspiro a las 2:22, el 22/2.


8 respuestas a “2:22, 22/2

  1. Reme es precioso eso que has escrito, este mundo está falta de esos seres maravillosos y diferentes que siembran amor en los corazones de todos/as, tu madre no sólo está dentro de ti y de los tuyos, sino en Todo lo que hace mover el mundo hacia un lugar mejor, porque ha entregado su vida a dar amor, y de esto no tengo ninguna duda, sólo hay que ver a su hija, Sí a ti Reme, eres un ser mágico y lleno de bondad, y eso sólo, no se aprende, eso se «Mama»… Te quiero mucho amiga y compañera, un beso muy fuerte y seguimos caminando…

    1. Muchas gracias Mario, Carolina, Toñi y los que habéis dejado mensajes en otras RR.SS. Es un consuelo saber que aunque sea duro no volver a abrazarla en persona, muchos corazones están con nosotros para intentar cubrir ese vacío.
      Quizá algún día podamos ser tan buenos y maravillosos como ella. Un beso!

      P.D. Los que no hayáis visto el video, os lo recomiendo.

  2. ¡Qué bien escribes, Reme! Se nota que eres de la Facultad de Ciencias de la Información…
    Seguro que el recuerdo de tu madre vivirá contigo cada día y sus buenos consejos te guiarán cada vez que tengas que tomar una decisión en tu vida. Mil besos
    carolina

  3. No puedo evitar emocionarme al leer tus palabras. No la conocí, pero si a ti y a tu hermana y de esa bondad de la que hablas, que sepas que dejo su huella en vosotras…. Es el mejor legado que una madre puede dejarnos. Ojalá mi hija pudiera describirme con tanto amor como lo has hecho tu. Besos y tu madre SIEMPRE estará con vosotros.

  4. Gracias Laura, Mª Carmen, Juanlu, por haber participado de esa vida y de esa despedida el sábado. Vuestras palabras completan las mías, que sin duda no son más que una mínima expresión de todo lo que ha significado para nosotros y para todo el que la conoció. Shakespeare tenía razón, hay que tener momentos de recogimiento y momentos de comunicarnos y dar palabra al dolor, para que la herida que no se cerrará nunca, al menos empieze a cicatrizar. Namasté.

  5. Qué bien escribes y qué bien trasmites todo tu sentir. Enhorabuena por haber tenido tantos años a una madre tan estupenda a tu lado, que estoy segura que vas a sentirla muy cerca toda tu vida. Un beso grande.

  6. Muy bonito Reme, un texto que expresa lo que ha sido y seguirá siendo tu madre para ti y para los tuyos, todo lo que ella fue, vive en ti y seguirá viviendo en ti por siempre,por que tu recoges su testigo, por que eres fuerte, luchadora y dulce como lo era ella.
    Ahora ella es una estrella mas en el cielo y en el mar, que os guarda, acompaña y vela por vosotros.

    Los que somos amantes de los animales creemos que existe el puente del arco iris, no solo para ellos sino también para nosotros y estoy segura de que tu madre estará allí cada vez que uno de vosotros la necesite.

    Un beso enorme

  7. Precioso y verdadero, Reme. Mujer hecha de bondad. Pero puedes estar segura que tu madre no se ha ido, porque las madres o padres nunca se van del todo . Nos dejan su huella impresa a fuego hasta en la más pequeña de nuestras neuronas que es donde está nuestro verdader corazón.
    A partir de ayer, no pasará un día de vuestra vida en que una de esas neuronas funcione sólo para reproducir algo que os recuerde a ella. Enhorabuena por tu texto. Como decía Shakespeare:
    «Dad palabra al dolor, pues el dolor que no habla , gime en el corazón hasta romperlo».
    Un beso.

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